Mimos con olor a playa


Que yo ya sabía que lo nuestro iba a resultar algo complicado, que somos como esas historias que parecen de amor pero que no lo son, no sé si me entiendes. Tú sabes que yo te quiero con todas mis fuerzas hasta ponerme rojo, ya sea por el esfuerzo de darte mimos (que no es que sea un esfuerzo, que me sale solo) o porque cuando me miras poniendo cara de buena no hay nada que pueda negarte; y es que la intensidad de tu mirada me hace enrojecer. Que yo quiero que creas en esas tonterías mías del amor y sus chorradas, como tú las llamas; yo quiero llevarte de la mano junto a la orilla de playa, que la gente nos mire y diga que qué buena pareja hacen. Te hablo del cariño y de los mimos con olor a playa, ¿sabías que son los mejores? (Susurros de una noche de lloros dedicados a la pequeña Éléonore).

-¿Vas dejar que te lleve a la playa, cogidos de la mano y haciendo tonterías de enamorados? –digo cuando te despiertas, llevo pensando en ello toda la noche.

-Si con tonterías de enamorados te refieres a que voy a tener que decir chorradas como: eres el amor de mi vida, estamos hechos el uno para el otro o te querré para el resto de la eternidad, prefiero volver al antro del que me has sacado –te ríes, aunque lo digas totalmente en serio.

-Con tonterías de enamorados me refiero a que sobren las palabras, que me mires a los ojos durante toda la tarde y que acabes sonriendo, cuando veas reflejado en ellos lo mucho que te quiero. ¿Qué me dices entonces? Me romperás el corazón si me dices que no –digo poniendo ojitos.

-Te digo que sería una tonta si no dejase que me llevaras, al fin y al cabo, ¿quién se encuentra todos los días con un chico como tú, que dice que te enseña que es el cariño? –me sonríes mientras que te acaricia la cara con cariño-. Por cierto, ¿qué me toca hoy?

-Los mimos con olor a playa.

Me miras y asientes con la cabeza mientras que te estiras en la cama como si fueses un gato. Cuando terminas te atraigo hacia mí y te abrazo con tanta fuerza que te acabas quejando de que te iba a dejar sin costillas. Me río de puro goce de tenerte allí, conmigo, abrazada a mi cuerpo, haciéndote sentir ese cariño que tanta falta te hace. Pensé que no había nada más bonito que eso, que ver tu cabeza junto a mi pecho en un tierno abrazo, pero me equivocaba. Verte reír (aunque tuvieses cara de enfado) mientras luchabas por quitarte las arenillas de los pies, el aire moviendo tu pelo en mil direcciones diferentes a cada segundo o el beso que me mandaste por el aire y que guardé en mi corazón, haciéndote reír son las cosas más bonitas que jamás hayan visto mis ojos. Al final eres tú la que me enseñas las cosas bonitas de la vida, Éléonore, ¿qué me regalarás el próximo día?

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4 comentarios:

  1. Las mañanas en la cama son las más tiernas. muás

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  2. eso de reírse de puro goze no suena a un amor diferente. suena a un amor profundo, como el que siente la gente.

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  3. Me ha gustado ese tira y afloja que ambos se traen.
    Sublime

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  4. Sí, una mañana con un chico así te alegra el día. Él está realmente enamorado, ¡pero Éléonore se resiste! (o eso es lo que dice ella :D).

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