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Tiene un rinconcito de su corazón lleno de amor, está allí guardado porque no ha encontrado a nadie a quién dárselo y tiene unas ganas desesperadas de regalárselo a alguien. 

Tiene miedo de que caduce -¿a caso no se existe el amor marchito, podrido, quemado?- mucho miedo. De que esté ahí guardado y que cuando lo quiera dar ya no valga. O no funcione -¿a caso no se puede estropear el amor y que deje de funcionar?- o peor aún, que sea ella la que esté averiada. 

Eso es lo que más le preocupa, que aunque tenga ese huequecito lleno de mimos no encuentre realmente a alguien a quien dárselos, como un volcán en erupción. Una riada cándida de arrumacos. 
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56/365

Nos miramos entre las bandejas de la comida, durante un segundo -o quizás menos-, entre la bisectriz que formaban un vaso y una botella. Allí nos encontramos.
Luego quise forzar otra mirada y me pedí un café a la espera de encontrarme con el mar. Porque tus ojos así eran.
Y, más tarde, nuestros ojos volvían a perseguirse y a escapar corriendo cuando se encontraban, escondiendose entre una pila de apuntes solo por descansar unos segundos y volver a salir a  jugar a un pillapilla de miradas.
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49/365

Necesitaba algo constante en su vida, que le recordase que estaba aquí por una razón, que no estaba sola, que no se dejase llevar por la vagancia, por la tristeza y por las malas costumbres.
En realidad necesitaba buenas costumbres. O costumbres siquiera.

Necesitaba una constante vital que destrozase su caos y crease un poco de calma. Que supiese llevar las cosas, que la supiese llevar y sobrellevar a ella.

Necesitaba una constante y por eso lo llamó K. Era común y también primo. Mágico, imperecedero, reconocible, justo e inexacto a partes iguales.

Ella necesitaba a K y K sería un trocito de ella.

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24/365

Todo lo que me gusta me da alergia, por eso me haces llorar.
Igual que los gatos. Y los melocotones. 

También me escueces y picas en los oídos y en la garganta. 
Igual que los gatos. Y los melocotones. 
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"Y yo tan solo quería una oportunidad de quererte de verdad. Como antes. Y como siempre."

Hoy no he sido yo la que se ha vuelto loca por decisión propia. No sé cómo ni por qué has aparecido, de la nada, sin avisar y a mí se me ha ido la cabeza. Me he puesto a buscar como la trastoranda que soy unas cosas que habías escrito por internet y no las he encontrado porque las guardaste muy bien ¡ya te vale! (y yo soy una tonta, en el momento que las leí no fui capaz de hacer un marcador en google). Bien por mí. 

También me he recorrido una conversación (que empezaba en febrero del 2013) de arriba a abajo buscando una url que nunca apareció. Se me ha revuelto todo por dentro pero me he dado cuenta de un par de cosas: sigo siendo la mala zorra de siempre, me sigo arrepintiendo de muchas cosas y nunca me doy cuenta de que aunque yo diga que esto o aquello era una mierda, en realidad te tenía. ¡Y yo sin darme cuenta! Joder, soy una completa imbécil que la caga una vez tras otra. Si solo hubiese tenido un poco de paciencia. Una pizca, qué diferentes hubiesen sido las cosas. 
También veo aparecer a las otras antes que nadie. En serio. Las capto, las huelo. La zorra superiora a.k.a yo misma sabe reconocer a las de su especie. 

Y ¿sabes una cosa? Tampoco discutíamos tanto. De verdad, eh. Yo tampoco me lo creía pero sí. 
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Le encantaban las estaciones, tan llenas de gente, de emociones, de prisas, de idas y venidas. Eran geniales. Solía sentarse en un banco y embeberse de todas las sensaciones que aquellas personas tenían a flor de piel y llegaban hasta él en forma de pequeñas vibraciones de placer. Le gustaba la mezcla de sensaciones de la gente, nerviosos porque alguien especial estaba a punto de llegar y luego felices cuando se fundían en un abrazo y un beso lleno de cariño, siendo una bomba de sentimientos. Pero también había gente triste que le llevaba al otro extremo, esos abrazos alargados hasta el infinito cuando ese alguien se iba lejos, se vuelve a ir lejos y te deja roto en añicos, vacío. El equilibrio en las estaciones era perfecto y lo hacía sentirse humano, un poquito más parecido a todos aquellos que le rodeaban.


Había olvidado lo que era tener aquellas emociones por sí mismo, lo que era sentir cariño o amor hacia una persona, los únicos sentimientos que le habían permitido tener era odio y rencor. ¿Bonito, eh? Su vida se basaba en un envenenamiento continuo, un círculo vicioso del que era muy difícil salir si no fuese por la ayuda de esas emociones que les cogía prestado a los humanos. Y a veces ni siquiera eran suficientes y se sentía tan podrido como siempre. Tan solo. Tan incomprendido. Tan diferente. Tan solo quería un poco de vida lo que fuese una vida normal, aunque solo fuese un día de su vida; poder sentir y dar todo aquello que en algún momento estuvo en su interior pero que se lo arrebataron con ferocidad. 

Este es un trocito de una historia que acabo de comenzar en wattpad. Si quieres seguir leyendo corre y haz click #Empire 
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Enamora a un pseudoescritor y serás inmortal.

Pasarán días, meses y años pero aquí seguirás. Tú, él y el otro.

Permaneceréis como si fuese el primer día, jovénes, alocados, felices, graciosos, geniales, preciosos, perfectos.

Y estáis conmigo. Todos. Y seguiréis viviendo siempre en estas palabras, con estas palabras, en mi cabeza y fuera de ella. En mis recuerdos y en los de los demás.

En la eternidad de las palabras escritas que jamás se las lleva el viento.
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Tú me enseñaste a que era mejor bajarse las pelis y las series y no verlas online ¡que era un coñazo y siempre se veían peor! También me metiste el gusanillo de verlas en versión original subtitulada y aunque las quisiera ver en español (porque soy la cosa más cabezota que he conocido junto a ti mismo) debo admitir ahora que no tiene punto de comparación a verlas con las voces de los actores de verdad.

(Y también veo muchas más series y pelis de las que veía antes, no me dejo llevar solo por un argumento de tres lineas de filmaffinity y decidir si la veo o no. Pero de la nota que le dan sí me fío, que allí íbais a machete con las puntuaciones).

Como siempre, tenías (y tienes) más razón que un santo. Pero no te lo creas mucho. 
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