49/365

Necesitaba algo constante en su vida, que le recordase que estaba aquí por una razón, que no estaba sola, que no se dejase llevar por la vagancia, por la tristeza y por las malas costumbres.
En realidad necesitaba buenas costumbres. O costumbres siquiera.

Necesitaba una constante vital que destrozase su caos y crease un poco de calma. Que supiese llevar las cosas, que la supiese llevar y sobrellevar a ella.

Necesitaba una constante y por eso lo llamó K. Era común y también primo. Mágico, imperecedero, reconocible, justo e inexacto a partes iguales.

Ella necesitaba a K y K sería un trocito de ella.

Compartir:     Facebook Twitter

0 comentarios:

Publicar un comentario

¡No muerdo, comenta!