Temblar y no por culpa del frío escandinavo

Wintergirls are made of this




Me dan ganas de vomitar casi al ver a la pareja que está en el mismo café, tanta ñoñería de gatos con mensajes en los cascabeles del collar. Siempre me han dado repelús esos sonidos tan estridentes. Madre mía, qué estúpidamente vomitiva se volvía la gente cuando estaba enamorada, prefería ser el individuo mordaz, sarcástico, imbécil, malhumorado y de palabras hirientes como puños que un despojo del amor como todos esos. No me malintrerpretes, tampoco me vayas a tomar como un despechado pero es que el amor es un asco y yo lo tengo más que claro, realmente asumido. Es el cuarto whisky de la madrugada, nada de cafés para bebés, aquí al norte las cosas se hacían bien. Empiezo a entrar en calor, ya se sabe, las noches por aquí en Helsinki son muy pero que muy frías (mucho más cuando estás solo en medio de la cama) pero eso ya es otro tema. No quiero a nadie conmigo, bien me sobro yo (bueno, eso puedes malinterpretarlo hasta el punto de la sonrisa de compresión, de entendimiento, de malicia, nada más). Soy un tipo extraño, todo el mundo lo dice, todo el mundo lo sabe, todo el mundo me evita. Sirkka Liisa ha logrado acostumbrarse a mi presencia por el bar pero tengo bien claro que la atemorizo, ¡bah! como a todos y es algo que, para que negarlo, me encanta. El sentir que la gente se estremezca con solamente posar la mirada en mi cuerpo te proporciona una sensación increíble de poder, sentirse el mismísimo rey del mundo es fácil con sólo poner un pie en cualquier bar. Soy el rey de esta selva, de este guetto y quien no lo sabe, me preocupo personalmente de que le quede claro el mensaje. Que sí, que sé lo que estás pensado, que todo es una coraza para evadirme del mundo, que tengo miedo de que alguien entre en mi mente, que roce eso que llaman sentimientos pero es que te aseguro que estoy muy por encima de todas esas mierdas cosas. Muchos ermitaños envidiarían mi poder de intromisión, sin duda (no tanto mi egocentrismo, aunque yo más lo veo como un don). Cuando alguien se atreve a hablarme, normalmente para insultarme después de alguna pelea en un bar, suelen soltarme chorradas tipo maldito egocéntrico, vuelve al agujero del que hayas salido sin saber lo mucho que me halagan sus palabras.
5:53 los memos de las payasadas del gato se han marchado, seguramente a aprovechar lo que les queda de noche. Sirkka empieza a limpiar lo poco que le queda, en un vago intento de hacer notar que ella también quiere irse para casa pero que no se atreve casi a pensar en decírmelo a la cara. Está bien, me iré con mis dos metros atemorizantes a otra parte, por no hablar de mi atractivo, que causan una sensación de balancín entre temor por acercarse a mí o de ardor por tirarse a mí. Hace siglos que dejé ese jueguecito, las mujeres se han vuelto demasiado aniñadas, da miedo pensar que algunas me rondan la edad y siguen con esas caritas de muñeca de colección. Exactamente como la que acaba de entrar, muerta de frío. Otra maldita extranjera, aquellas ropas tan poco abrigosas no son típicas de alguien de aquí. Ella suspira aliviada al notar el calorcito de la estancia, Sirkka bufa sin cortarse un pelo, harta de estas intromisiones cuando está a punto de cerrar. Me acero a la barra y dejo dinero de sobra para pagar lo que he bebido hoy y parte de lo de mañana. Me tomo la molestia de despachar a la jovencita, al fin y al cabo soy un caballero aunque todo el mundo lo dude con creces.

-Está cerrado, ¿a caso no has notado el bufido de la dueña nada más entrar? -mis comentarios mordaces, de esos que muerden en los oídos.

-Nadie ha pedido tu opinión, enano -ironía en estado puro, teniendo en cuenta que no debe llegarme ni siquiera a la altura del hombro.

¿Me había mirado bien, o mejor dicho, me estaba mirando bien? En presente, sintiendo sus ojos clavados en los míos, sin temblar, sin dar un paso atrás, sin sentirse atemorizada y tampoco sin haber saltado todavía sobre mí para hacerme Dios sabe qué. Con cara de "a los grandullones como tú me los como con patatas". Esto era nuevo, vaya ojos verdes que se atrevían a sostenerme la mirada, a intentar ganar aquel duelo de miradas. Prometedor, sin lugar a dudas.

________________________

Compartir:     Facebook Twitter

10 comentarios:

  1. Nena nena nena tienes un regalo especial en mi blog, pasate. Besos y feliz comiendo de año nuevo.

    ResponderEliminar
  2. Umm... (sin palabras)
    He encontrado tu blog a través del d 'ZaphireLitz (por lo d los premios, que a mi tb m ha dado uno)
    Realmente escribes muy bien ^^
    Sería un placer tenerte como lectora (y bueno, aunque no lo hiceras, yo t leeria igual, este texto me ha enamorado)
    ;D Asi que si quieres ya sabes, te espero en mi rincon!

    ResponderEliminar
  3. sisi, gallega jajaj
    tu d dnd eres (d galciia)
    Una pregunta (no m gusta tener k hacerla), m estas siguiedno? esq blogger m va muy mal y no lo sé... como no m apareces :SSS
    Porfi contesta
    P.D: gracce por pasare

    ResponderEliminar
  4. tan sumamente genial como siempre (L)

    Fan incondicional.

    Helya

    ResponderEliminar
  5. 'ZaphireLitz, ¡muchas gracias, ya me he pasado! : )
    A. Jones, todo arreglado y Helya ¡gracias! : D
    Me alegro de que os haya gustado : )

    ResponderEliminar
  6. sos una genia me ENCANTA COMO ESCRIBIS realmente na idola

    ResponderEliminar
  7. ¡¡¡¡Oh sí nena!!!! ¿Por que tengo la jodida sensación de que me recuerda a un DH? NO ME IMPOOOOOOOOOOOOORTA QUIERO SABER MÁS COSAS DE ESTOS DOS D; Ayayayay
    muá

    ResponderEliminar
  8. ¡Gracias Cami! : )
    JODEEEEEEEEEER, SÍIIIIIIIIIIIIIIIIII, ES MUY ZAAAAAAAAAAAAAREK, LO SÉ >__________<
    Pero ni siquiera lo escribí pensando en él, ha sido cosa de mi subconsciente (y eso me da miedo DDDD: jajajajaja).
    Jodidos DH, están en todas partes D:

    ResponderEliminar
  9. "Es el cuarto whisky de la madrugada, nada de cafés para bebés, aquí al norte las cosas se hacían bien." GENIAL

    ResponderEliminar

¡No muerdo, comenta!