¡Trocito especial de cumpleaños para estos dos!
Hace justo un año era la primera vez que colgaba algo sobre ellos 
así que os dejo el como se conocieron
Y Feliz Cumple a mí Lau (L)
(no os asustéis por lo largo que es)
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Esencias para no dormir



Son las diez menos tres minutos, las nueve cincuenta y siete, en cristiano y parece que el tren que me lleva a casa no quiere aparecer. La estación está bastante solitaria, como de costumbre. Tres jubilados que conversan sobre el partido del día anterior, un nervioso hombre de unos cuarenta y tres años que no deja de mirar cada dos por tres su reloj, una pareja que se dice cosas bonitas al oído y yo, separada ligeramente de la zona de los asientos donde se encuentran todos, sentada en el suelo con la música haciéndome doler los oídos. No es que me automargine, la sociedad lo hace increíblemente bien con los que somos diferentes. Supongo que no les gusta mi aspecto, que se basa en pantalones rotos por mil y un sitios, camisetas de grupos que nunca han oído hablar de ellos y un aspecto un tanto desaliñado, pero no te creas que soy una descuidada. Me hago a la idea de que me espera otra de esas largas noches esperando por el maldito tren y con el frío de este febrero estoy empezando a preocuparme por si se me congelan los dedos de los pies. Nada podía presagiar tu entrada en aquella descuidada estación, pero todo el mundo se gira hacia la puerta y observan como entras con paso decidido, avanzas hacia el final del pequeño andén y te tiras junto a una de las columnas con cara de pocos amigos. Te miro fijamente durante unos segundos, sin querer. Pantalones negros, botas militares, chaqueta de cuero y una increíble melena rubia y lisa que sobrepasa tus hombros; por no hablar de la guitarra. Por supuesto, la gente ya ha empezado a comentar por lo bajo, y no es para menos, eres nuevo en nuestra querida estación. No me doy cuenta de que te llevo mirando fijamente durante unos minutos y se me para el corazón cuando me diriges una mirada de ira a unos diez metros de mí. Miro para otro lado, arrepentida, sé que no tengo porque meterme en tus asuntos. Se ve a leguas que estás profundamente cabreado y más cuando abres tu paquete de cigarrillos, te das cuenta de que está vacío y que no hay ningún sitio cerca en el cual comprar otro. Desde mi posición oigo el gruñido de furia que sale de lo más profundo de tu alma, pero mantengo la vista fija en el suelo, no quiero ser molesta. Sé que me quedan tres cigarros en el bolso y que por hoy ya he fumado demasiado, pero no quiero parecer una entrometida. Pasan los minutos y me doy cuenta de que llevas inmóvil desde el momento que llegaste. Si es mono lo que tienes, debes de estar bien fastidiado. Suspiro lentamente mientras que recojo mis cosas del suelo, me saco el valor de los bolsillos aunque sea y me acerco hasta ti. Subes lentamente tu mirada desde mis pies hasta mis ojos, pero no para evaluar mi cuerpo con una mirada lasciva ni nada similar, supongo que intentas averiguar quien es el loco que se ha atrevido a acercarse a ti con la rabia que irradias. Te tiro el paquete de tabaco y no dudas ni un solo instante en servirte tú mismo. Sacas el mechero de la chaqueta y le das la calada más honda que jamás haya visto. Echas tu cabeza hacia atrás lentamente mientras que expulsas todo el humo, haciendo que tu pelo se mueva acorde con tus movimientos y terminas por dedicarme una sonrisa de medio lado que seduciría hasta un frío bloque de hielo; que me sedujo a mí, que ya es decir.
-Aleksi –te presentas y me tiendes el cigarro para darle una calada. Es tentador y más si pensamos que proviene de tus labios.
No sé en que estoy pensando, me he vuelto loca por completo. Niego con la cabeza e interpretas que no quiero y apuras otro largo trago de aquel vicio.
-Wint –susurro y vuelves a sonreír al escuchar mi nombre, pero no haces preguntas al respecto-. De winter –te explico aunque no me lo hayas pedido.
-Si buscas algún tipo de compañía, ya sea social o carnal –dices con una ligera risa-, no es el momento ni el lugar. Te agradezco el cigarro, pero no estoy de humor para nada. Quizás otro día –vuelves a subir tu mirada por mi cuerpo, esta vez de forma más seductora-, podríamos tener una pequeña charla.
Te miro con una ceja alzada pero termina por escapárseme una pequeña carcajada.
-Hombres… -siseo mientras que me doy la vuelta-. Sois todos iguales.
-Seguramente, pero ninguna mujer tiene un cuerpo como el tuyo –dices elevando un poco la voz, aunque sólo yo sea capaz de oírlo.
Sin girarme, te dedico un corte de manga y me voy hacia la civilización si se le puede llamar así, claro. Por suerte o por desgracia el tren llega pasados tres minutos. Entro en el segundo vagón y busco un sitio junto a la ventana, es lo único que me relaja al ir en tren. Te veo entrar en el mismo vagón por la puerta del fondo y con un suspiro de resignación avanzo con rapidez al sitio que quiero. Con un poco de suerte, no verás el único asiento libre que está junto al mío; pero desgraciada mi suerte o veloz tu mirada, me has visto a mí y al sitio libre. No hace falta que me gire para saber que caminas hacia allí, con una asquerosa sonrisa de triunfo en tus labios.
-¿Está ocupado? –preguntas con una pequeña carcajada-. Bueno, no sé porqué pregunto, está claro que no –dices mientras caes sentado en el sillón.
Hago caso omiso a tus comentarios y fijo mi vista en el andén, a la espera de que el tren arranque de una vez. No sé que narices has hecho, pero estoy nerviosa como no lo había estado en mucho tiempo.
-Háblame de ti, muchacha –giras tu cabeza hacia mí y sonríes. Estoy completamente segura de que sabes lo que puedes lograr con ella-. ¿Qué haces aquí, qué música te gusta, qué te gusta…? Y ya sabes a que me refiero.
Te fulmino con la mirada, pero me arrepiento casi al instante. No me había fijado en tus ojos claros. ¿De dónde diantres has salido?
-Me gustaría que te estuvieses callado. Siento decirte que pierdes todo tu… encanto, atractivo o como lo quieras llamar cuando abres la boca –miro al frente, ahora estás empezando a irritarme.
-Como quieras, nena –noto cierto resquemor en tu voz, pero tengo muy claro que no te vas a rendir tan pronto.
El tren arranca por fin de la estación y suspiro lentamente, aún queda todavía una hora de viaje. Es lo malo de vivir en una ciudad e ir a clases a otra. Como siempre fuera de casa, pero el viajecito de la mañana y de la noche no me lo saca nadie, aunque el de hoy va a hacerse más interminable de lo normal. Los minutos pasan lentamente y cada vez se va apoderando más de mí esa sensación de tener que hablar, como cuando vas en el ascensor con algún vecino y tienes que decir algo, ya sea del tiempo o de la noticia más hablada. Suspiro y me giro hacia ti, para darme cuenta de que llevas todo el trayecto mirándome (ya que no he notado que te hayas movido ni un ápice).
-¿Qué hacías? –pregunto un poco de mal humor, aunque no  fuese eso lo que te iba a decir en un primer momento.
-Mirarte –respuesta precisa. Haces que me sonroje.
-¿Y por qué se supone que lo hacías? –te has llevado mi mal humor, de repente, sin que me haya dado cuenta si quiera.
-Estás buena, ¡perdón! –rectificas casi al instante-, eres ¿guapa, bella, bonita? No me pega decir esas cosas. Estás buena –reafirmas.
Me río, a lo menos resultas algo simpático.
-No, no creo que te pegue mucho.
-Ahora es cuando tú me devuelves el cumplido –sonríes.
-Ahora es cuando tú dejes de ser un egocéntrico –te digo y me río-. Quizás no seas mi tipo de chico.
-¿Me has visto bien? –dices sonriendo y pasas tus manos por tu pecho, como enmarcando tu figura-. Soy el tipo perfecto para cualquier mujer.
-Reitero lo dicho. Cierra la boca o perderás la poca dignidad que te queda –me giro hacia la ventana. Vuelvo a estar molesta. Resultas realmente estúpido.
-Está bien, me haré el intelectual contigo. ¿Has oído lo de la caída de la bolsa? Este mundo va de mal en peor. Lo que los gobiernos deberían hacer… -te ves interrumpido por una ruidosa carcajada mía.
-Tampoco lo intentes por esa parte. Hoy no vas a follar, o por lo menos no conmigo, cariño –digo riendo mientras me giro hacia ti de nuevo.
Pones cara de pena pero algo atraviesa tu mente rápidamente.
-Está bien, si no es hoy, mañana –te ríes y yo suspiro, al ver de la forma en que has interpretado mis palabras-; pero a partir de las nueve, que tengo ensayo.
-Por supuesto, a las nueve y cuarto en la puerta de mi casa –ironizo mientras que vuelvo mi mirada a la vía del tren. Ignoro por completo la tonta sonrisa que has puesto.
Nos quedamos en silencio durante un rato. Se escucha el tintineo del tren sobre los raíles y un murmullo de música de alguno de los pasajeros. Te vuelves a girar hacia mí y clavo la vista en el asiento de delante, no sin antes soltar un largo bufido.
-Me gusta tu pelo –atrapas un mechón y lo acaricias con delicadeza, casi increíble-. ¿Es natural? El color, me refiero.
-No, me dedico todas las mañanas a pasarme un rotulador por el pelo –vale, acabo de ser extremadamente borde y parecías decirlo en serio-. Perdona, sí, es natural –rectifico, aunque no sé si a tiempo.
Asientes levemente con la cabeza y sigues mirando al frente. Distraído, sacas el reproductor de música del bolsillo, te colocas los cascos con parsimonia, como si me estuvieses recriminando con tus actos que tuvieses que llegar a aquel extremo porque no te hiciese caso. La música estalla a un volumen extremadamente alto y en un acto reflejo casi, te quito los cascos de un manotazo. Pones cara de dolor y te frotas el oído izquierdo.
-¿A caso quieres quedarte sordo? –te regaño. Vaya, parezco tu madre.
-No, no está entre mis planes de futuro. ¿Algo más que objetar? –dices mirándome con el ceño fruncido, parece que sigues enfadado.
-¿Y qué es lo que entra dentro de tus planes de futuro? –te pregunto, intentando remendar un poco la situación.
-¿Hoy, mañana o en un futuro mucho más lejano?
-Me conformo con el hoy –te digo, quizás si hablas de algo se te pasa el mal humor. La verdad, no me gusta nada que la gente tenga esa actitud conmigo; lo normal, supongo.
-Llegaré a casa, discutiré con mis padres, gritaré, daré un portazo, encenderé el ordenador y pondré la música lo más alto posible. Luego me acordaré de ti, de esta conversación y sonreiré –y en efecto, eso es lo que haces en este mismo instante.
-Lo tienes todo bastante claro, ¿sueles acertar?
-Hoy es fácil dar en el clavo. Hace tres días que debía haber vuelto a casa –ríes y a mí se me abre la boca formando una o perfecta.
-¡¿Tres días?! –levanto el tono de voz casi sin darme cuenta-. ¿Qué diantres has estado haciendo?
-Sex, drugs –sonríes de medio lado- and heavy metal.
-Está más perdido de lo que realmente aparentas –digo riendo-. ¿Cuántos años se supone que tienes?
-Diecinueve apestosos años y sí, aún sigo estudiando –contestas-. ¿Y tú, bonita?
-Dieciocho alérgicas primaveras y con todos los cursos al día –te ríes, al igual que yo.
Asientes y sonríes mientras que vuelves a guardar el reproductor de música. Te quedas unos instantes mirando hacia el bolsillo y finalmente vuelves a girarte hacia mí. Inclinas la cabeza levemente, me giñas un ojo y pareces esperar que diga algo –y la verdad es que me veo en la necesidad de ello.
-¿Por qué estabas tan enfadado antes? –digo lo primero que se me ocurre.
-Problemas con la banda –te pones serio, perdiendo la felicidad de la sonrisa-. No se lo toman nada en serio, siempre están con las mismas tonterías y termino por hartarme.
-Seguramente tú no hagas de sus tonterías –ironizo y me río suavemente.
Frunces el ceño para terminar mirándome con una ceja alzada.
-¿Crees que busco la fama, conseguir miles de millones de euros y a la tía que quiero en mi cama en el momento que me plazca?
-Exacto.
-No te equivocas –dices riendo y yo también rompo en carcajadas-, pero no está entre mis principales aspiraciones. La música es lo único que me interesa en esta vida y haré todo lo posible por vivir de ella. Y tú, Chicafría, ¿qué es lo que te gusta hacer en tu tiempo libre?
-Fotos, cine –digo sonriendo con cariño-, suelo perder el tiempo en esas tonterías. A veces hago pequeños cortos con ideas que se me vienen a la mente.
-¿Alguno interesante? –levantas una ceja, pero hago como si no hubiese notado el todo seductor de tu pregunta.
-Mi favorito es uno que he hecho con unos dibujos de papel recortados. Los iba colocando con diferentes fondos e incluso les ponía diálogos –río, por experiencia sé que aquellas cosas no le interesan a nadie.
-¡Genial! –dices, a falta de una palabra mejor para poder describir aquello que no sientes por mis hobbies-. ¿Y qué tal de novios? –cambias de tema en menos tiempo del que dura un parpadeo y además me hace gracia, suena como las preguntas que te suele hacer tu abuela.
-Realmente bien o extremadamente mal, depende de por donde se mire. Debo de tener unos cuantos miles de pretendientes, pero en el vistazo que he echado no hay ninguno que me haya llamado la atención –río, en verdad es que los chicos más próximos a mí son mis amigos, y son más de monte que las cabras.
-Está claro, que eso es porque aún no había llegado yo. He venido para romper los moldes, cariño –sonríes, otra vez, con esa maldita sonrisa.
-Eso ha sonado muy… Terminator –ambos reímos, al fin y al cabo el viaje no está resultando tan malo.
De repente resoplas y echas la cabeza hacia atrás, reposándola contra el asiento. Te has movido rápido, revolucionando el aire de nuestro alrededor. Me llega tu fragancia hasta mí, dioses, es una mezcla de tabaco y colonia, dulce pero muy masculina. Fantástico. Suspiro y veo como te pellizcas el puente de la nariz.
-Que pocas ganas tengo que llegar a casa –dices con pesadumbre. Tus padres, por supuesto-. Podrías compadecerte de mí e invitarme a tu casa, Wint –vuelves a mirar hacia mí, poniendo cara de pena, pero es que me he quedado en el momento es que has pronunciado mi nombre. Suena… digamos que diferente, en tus labios.
-Cuanto más alargues el tiempo de volver a casa, peor serán las consecuencias pero, ¿siendo mayor de edad por qué no te vas a vivir sólo? Te olvidarías de todos esos problemas –hasta parezco una persona seria cuando hablo de este modo.
-Mis padres no están dispuestos a pagarme un piso o lo que sea. A parte, me encanta la comida que hace mi madre –dices riendo al final.
El tren comienza a aligerar un poco la velocidad, en la parada anterior a la mía. Sólo hay unos dos quilómetros o así entre los dos pueblecitos, que la mayoría de la gente suele hacer andando; la verdad. Veo que te vas levantando y cogiendo la guitarra con un mimo increíble. La mitad de los pasajeros hacen lo mismo, con el mismo ruido que siempre. Sé que me estás mirando, que no me sacas ojo, pero sigo con la mirada clavada en la vía del tren, haciéndome la tonta. Te ríes y en consecuencia me acabo girando hacia allí.
-Hasta luego, bonita –te despides sonriendo justo cuando el tren se para.
-Adiós, Aleksi –digo, aunque suena más borde de lo que me imaginaba.
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10 comentarios:

  1. Simplemente genial, ME ENCANTA!!! Escribes genial!! No lo repito mas porque no quiero cansarte xD! Pero me encantó en serio, todo lo que escribes, tienes una manera estupenda :) FANTASTICA ;)

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  2. Pensé que no iba a haber nadie lo suficientemente valiente para leerse semejante actu jajaja.
    Me alegro de que te haya gustado , Aleksi y Wint son muy muy especiales para mí (L)

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  3. fsjflksjgkdlfñgjdlkj me encanta *________________*
    Que pasa despueeeeeeeeeeees?! *_*


    Helya

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  4. ¡Y yo ya la conocía¡ Yo ya la conocía! Dios como me ha encantado siempre como se conocieron e_e

    PS: Te odio, quiero Alaric now.

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  5. Me gustan las entradas largas, te dejan conocer un poco mejor a los personajes... ;)
    P.D: Me ha encantado como lo has relatado todo!

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  6. Escribes muy bien. Me he leído tus últimos tres escritos y... te sigo ok? :)

    http://janarimany.blogspot.com

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  7. Es absolutamente genial!! me topé con ello ayer y no pude no darle a seguir inmediatamente!! Me encanta!!:)

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  8. Me gusta, pero... No sé. Faltas de ortografía minúsculas y expresiones raras que no encajan del todo bien con mi recuerdo de ellas.
    Aún así, te felicito por haber dejado volar así la imaginación.

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  9. ¿Qué faltas de ortografía? D:
    Lo de las frases raras suele ser por las zonas en donde se vivan, cosas que tú estás acostumbrado a decir y que a otros les suena horrible jajaja.

    ¡Y gracias a todos por ser tan valientes de leeros semejante actu! : )

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