1/365



Tras una fina capa de piel y una coraza de huesos se esconden los temores y preguntas más universales de la vida. Los temores se te clavan en el medio del pecho, muy hondo, entre los pulmones, en un lugar donde no había hueco para ellos. Se han mentido donde no les ha llamado nadie, donde no cabían pero han sabido agarrarse y quedarse allí, haciendo daño con sus garras afiladas que se hunden en tus entrañas. ¿A caso nunca has sentido ese fuerte dolor en el pecho que te hace doblarte por la mitad, abrazándote las piernas, doblándote entero pero que no tienen razón de ser? Porque no hay nada, tampoco te has llevado un golpe pero allí está ese dolor, siniestro, oscuro, sin razón. 

O bueno, no sin razón del todo. Porque cuando temes es por algo. Y cuando ese algo da la vuelta a tu vida, la pone patas arriba y la destroza, dejando en ruinas cada trocito de lo que habías construido con mimo y cariño pues, visto así, parece normal que duela. El dolor del derrumbamiento, de las ruinas, del desastre. 

Pero no es del todo malo, porque con cada cascote, con cada trozo de felicidad rota que se acumula en el suelo de lo que fueron sentimientos puedes reutilizarlos y construir un muro. Y también sabes que vendrá algo o alguien que lo tirará, te destruirá y tendrás que volver a empezar de nuevo. Una y otra vez. Y otra vez. Y otra.

I've said it once, I've said it twice, I've said it a thousand fucking times
That I'm OK, that I'm fine, that it's all just in my mind. 
Compartir:     Facebook Twitter

0 comentarios:

Publicar un comentario

¡No muerdo, comenta!