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No quiero tener todos estos sentimientos que se me quedan amontonados en el pecho y no me dejan respirar (ni vivir). Yo no he elegido tener estas sensaciones que me llevan hasta valores negativos pero que luego no son capaces de acercarme a un cero, a una ansiada calma.
Yo no quiero sentir tanto, ni con tanta intensidad. No quiero verme envuelta en estas comeduras de cabeza, de nervios y de entrañas en las que siempre acabo metida y no sé salir sin estar malherida.

Malherida. Rota. Deshecha. Oscura. Marchita. En ruinas.

Hay cosas que pasan, como a todos en esta vida (son cosas de la vida o vida de las cosas) y yo solo pido un poco de calma, de saber estar, de quererme un poco más. Porque es duro pasarte toda la vida buscando una persona-resquicio que te de un poco de cariño.

Cariño. Mimos. Calor. Ternura. Abrazos.

Y es que no sé como vivir así, tan solo sé malvivir como hago la mitad del tiempo.
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