A cada minuto que pasa me da un poquitín más de asco todo esto, todos éstos.
La hipocresía se alza y ensalza, los recuerdos crean odio y me hierve la sangre.
Pero cómo me gusta envenenarme a mí misma, mientras me río de vuestra necedad, de vuestra estupidez, de que no tenéis ni idea de donde os metéis. Ay, que tontos que sois.
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