El corazón es especial, todos los sabemos. Muchas veces nos preguntamos por que se llevan tan mal él y el cerebro, que ya que están dentro de un mismo cuerpo ya podría poner cada uno de su parte y entablar una tregua.
Pensar con el corazón y amar con cabeza. Eso dicen algunos.
El corazón no entiende a razones porque va por libre. Él es quien decide cuando latir, que ritmo llevar, cuando acelerarse con una sonrisa. ¿Cómo entonces vamos a enamorarnos con cabeza?
Por eso somos todos unos locos del amor, unos suicidas de los sentimientos.
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