110/365

Había pensado una y mil veces las palabras que te diría si se volvía a encontrar contigo. Las había recitado mientras estaba en cama, antes de dormirse pero cuando tuvo la oportunidad de hacerlo no fue capaz porque la situación así no lo quiso.
Te hubiese dicho hola, con una mejilla más sonriente que la otra ya que solía sonreír un poco de lado. Ese hubiese sido el momento más difícil, en el que los segundos se hacen eternos y notas el cambio que se produce en tu corazón, cuando deja de latir a un ritmo normal y se desboca, amenazando con pegarse contra las costillas. Te hubiese dicho que aquello te iba a parecer un poco raro, como de película pero que te había visto un par de veces y no habías dejado de llamar su atención. Una, dos, tres veces. Aquello debía significar algo.
Y después de aquellas palabras aún vendría un instante mil veces más terrorífico que el anterior. El de la duda y la incertidumbre pues no tenía ni idea de donde podrías salir por allí.

Y en aquella respuesta se dedicaba a pasar las horas, con una y otra y otra posibilidad. Hasta que se diera la situación y ella fuese quién de decir las palabras y escuchar la respuesta verdadera. 
Compartir:     Facebook Twitter

0 comentarios:

Publicar un comentario

¡No muerdo, comenta!