Treinta y ocho días, veintiuna horas y cincuenta y tres minutos


La chica del gorro de Moscú se disfrazó de Lobo Feroz y salió a la calle con andar decidido, dispuesta a comerse el mundo y mirar fijamente a los ojos a todos sus miedos, sin temblar. Esa mañana llevaba puesto un calcetín de cada color, pero no sé dio cuenta hasta bien entrada la tarde cuando se quitó las zapatillas que le apretaban los pies. Se guardó toda la valentía del mundo en los bolsillos, se puso su mejor sonrisa en la cara y se plantó frente al chico bonito; bueno, el chico de la sonrisa bonita (que es casi lo mismo para la pequeña moscovita). Él la miró extrañado, hacía más de un mes que no hablaban y luego alzó una ceja poniendo una cara realmente graciosa.

-¿Qué haces con ese gorro, pequeña? –dijo sin poder aguantar la risa-. Empieza a hacer calor, deberías ir pensando en guardarlo en el armario.

Ella sonrió por lo bajo y alzó la cabeza para mirarle a los ojos. Seguía ruborizándose como una tonta cuando la miraba con aquellos ojos sonrientes y cruzaba sus brazos en el pecho, intentando parecer un chico duro. Su atractivo explosivo chocaba contra aquella dulzura que destilaba de cada uno de sus poros formando una verdadera hecatombe de sentimientos dentro de La chica del gorro de Moscú.

-¿Y qué sería yo sin mi gorro? –le preguntó-. Seguramente ya ni me reconocerías.

-No lo creas –dijo guiñándole un ojo-. Retiro lo primero que te he dicho, el gorro te queda realmente bien –fue bajando el tono de voz mientras que lo colaba bien en la cabeza de la chica.

-Bonitos lunares –le susurró cuando se fijó en su cuerpo al tenerlo tan próxima a ella.

-Bonita tú –le sonrió mientras que la miraba fijamente a los ojos durante unos segundos antes de atraerla hacia si y abrazarla fuertemente-. Tonta –susurró entre su pelo-. Prométeme que no volverás a dejarme solo tantos días, nunca más.

El pelo de la chica se abrazó a cada parte del torso, de los hombros y del cuello del chico. Realmente había sido una tonta al pensar que podía olvidarse tan fácilmente de él. Escuchó como suspiraba desde la cabeza y media que le llevaba y finalmente posó sus labios con suavidad en la frente de la chica del gorro de Moscú.

-Exactamente han sido treinta y ocho días, veintiuna horas y cincuenta y tres minutos; siendo en el momento en que lo he pensado –dijo riendo-, pero ya sabes que eso de los números no es lo mío.

-Pues que no se repita, ni un minuto más. ¿Sabes la de pasatiempos idiotas que he hecho esperando a que sonase el teléfono? Me pagarás todas esas horas de suplicio.

La chica lo miró con ojitos de corderito degollado, arrebatándole una cálida carcajada.

-Y a veces me pregunto cómo será pasarse un día entero en tu mente, debe de ser realmente entretenido.

-No sé porque lo dices, te pasas la vida allí.

Compartir:     Facebook Twitter

14 comentarios:

  1. La frase final es la guinda de un pastel de caramelo y nata, rico rico :)

    ResponderEliminar
  2. al final duele un poco la cabeza, que yo lo sé (y más con calcetines de cada color)

    ResponderEliminar
  3. y de esta historia nunca llega el final y me alegra qe nunca en ninguna historia verdadera llegue el final.
    y al llegar es en un largo y placentero orgasmo, asi termina una verdadera historia; pero te das cuenta qe jamas termino y vuelves a empezar todo otra vez.


    suerte!
    te espero en mi blog!!! =)

    ResponderEliminar
  4. A mí un chico me llama pequeña y le pego una patada en el culo.



    pd: te dejo un pez
    para que lo mimes.

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. Oh, yo llamo pequeña/o a todo el mundo (y eso que soy realmente bajita). Para mí es algo cariñoso :)

    ¡La historia de La chica del gorro de Moscú es un ir y venir!

    ResponderEliminar
  7. A mí pequeña si que me gusta :)

    ResponderEliminar
  8. A mi me encanta que me llamen pequeña :) Será porque odio cumplir años...
    Te sigo :)

    ResponderEliminar
  9. Los ojitos de cordero degollado... hasta un gilipollas como yo es incapaz de resistirse a eso.
    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

    ResponderEliminar
  10. Dios, pero qué bonito! No sé como todavía no te he seguido! Lo hago ya mismo n.n

    ResponderEliminar
  11. ¡Gracias, me alegro de que os haya gustado! :D

    ResponderEliminar
  12. ya sabes, me encantan tus historias!

    ResponderEliminar
  13. Una vez más, me encanta como escribes. Pero Word como bien me respondiste en una de tus entradas no detecta algunas faltas, las cuales yo estoy más que dispuesta a revelarte (si me dejas claro, no pretendo ser una molestia, ni criticar, solo echar una mano)...:
    -Párrafo 1, tercera línea: pero no sé dio cuenta (el "se" es sin acento porque no es del verbo saber)
    Casi casi perfecto.

    ResponderEliminar

¡No muerdo, comenta!