A ocho minutos y medio de nuestro apocalipsis



Llueve, diluvia. A los dioses se les ha dado por llorar visto el drama de mi vida. Las calles estás desiertas y el amanecer se esconde entre los edificios, las nubes cargadas de melancolía y la tristeza del silencio. Corro sin pararme si quiera a recuperar el aliento que perdí nada más salir de casa, esta confusión convertida en carrera se parece a esas películas lacrimógenas es las que el chico corre a por ella, a por su vida misma, al darse cuenta que no es nada sin su todo aunque aquí es algo diferente. Yo vuelo casi a por nuestras vidas y la mayor desventaja es que no sé a donde diantres has ido. Tengo muy claro que nada más colgar el teléfono saliste huyendo tan rápido como un parpadeo y después de haberte ido a buscar a la orilla del río donde solíamos nadar a las tantas de la madrugada me ha entrado aún más miedo. No estabas allí pero tampoco nada me decía que no pudieras estar ya dentro de la corriente. Ha sido una corazonada el volver a las calles, quizás hasta me haya perdido buscando aquel parque que estaba entre un montón de edificios donde un día me juraste que seríamos uno y que ni la muerte podría separarnos. Ahora lo vas a hacer tú con tus propias manos y te aseguro que al destruir algo tan unido como nosotros dos no quedará nada. Me vuelvo realmente loca cuando me pierdo por callejuelas que no llevan a ninguna parte y me engañan con sus curvas tortuosas jugando con la oscuridad, haciéndome creer que aquel era el camino por el que me habías llevado tiempo atrás. Y juro que se hace la luz en aquella penumbra, en mis ojos, cuando uno de esos callejones me trae el jugar nervioso de tu mechero de esos de hombre importante. Si pensé que había corrido con todas mis fuerzas cuando iba hacia allí es totalmente mentira. Las baldosas se difuminan en mis ojos, no paro de correr hasta que llego al parque (o intento de eso, en estos tiempos) y cuando intento frenar resbalo y caigo al suelo, sacándote de tus pensamientos.


-¡Wint! –antes de que pueda quejarme del dolor de mis rodillas hincas tú las tuyas en el suelo casi con la misma fuerza que mi caída.

Tus ojos llorosos, tu olor a tabaco mezclado con mil y una clases diferente de alcohol, ojeras de no haber dormido en toda la noche, temblor de manos, de cuerpo entero; labios amoratados del frío y de mordértelos para no llorar aún con más fuerza. Ni siquiera quiero imaginarme como debo de estar yo pero tampoco es que sea realmente importante. Te abrazo con fuerza y aunque se me clave algo duro que lleves en el bolsillo me imitas sin perder un solo segundo, allí, debajo de aquella lluvia y ese frío que te congela en el sitio. Lloramos como Apolo por su querida Dafne, que cuanto más llora más crece y cuanto más crece más llora. Te noto helado entre mis brazos y esos temblores no son de este mundo. Esa es la cuestión, no son de esta realidad. La verdad me golpea como nunca antes lo había hecho. Alcohol. Tabaco. Las pastillas (o lo que sea) de tu bolsillo. Escalofríos. Labios violáceos. Tu mirada apagada ahora que me miras fijamente a los ojos.

-Siempre has sido tan lista, Wint, no sé cómo has podido terminar con una mierda tan grande como yo pero tranquila, en diez minutos se curará todo tu pesar. Me guardaré mi egoísmo y me joderé sin un último beso tuyo. En fin, otro castigo más de esos que me merezco y no llores, preciosa, que se te pone una cara de pena que parte corazones y me hace más daño, me hará más daño que todos los fuegos del infierno al que voy de cabeza.

Que no llore, me pides, cuando la razón de mi existencia se evapora con cada latido de tu corazón. ¡Y aún por encima te atreves a sonreírme con delicadeza a ocho minutos y medio de nuestro particular apocalipsis!

-Aleksi… -la tristeza, la amargura, la pena y el desconsuelo aprisionados en un susurro perdido en la inmensidad del no saber qué hacer.
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6 comentarios:

  1. No puedo tolerar que no haya un comentario en esta entrada tan... it's a drama! No soy muy fan de este tipo de entradas en el sentido de la temática, pero ¿qué quieres que te diga? Con la sultura de tus palabras, la simplificidad de tu narración y el sentimiento de la historia, no puedo evitar sentir que algo se me remueve por dentro.

    Podemos ser egoístas, pero Wint es afortunada por tener a alguien como Aleksi D:

    ¡Un saludo! :D

    PD: Perdona por no pasarme últimamente por tu blog... Las clases, estudios, etc... ¡Puente te amo! xD

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  2. Muchas gracias, Mont : )
    No sé, yo me estoy volviendo aficionada a esta temática, me suelen salir casi siempre trocitos tristes al escribir.
    Aleksi y Wint, los dos, son muy afortunados por tenerse el uno al otro, ¡pero ya ves lo que hacen!

    Un beso de esquimal : )

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  3. ¡Todo esto me suena un montón a Ambrose! Jaja, me encanta que sigas escribiendo así de bien. (y el nombre de Wint me mata)

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  4. Acabo de volver a leer esta entrada después de mucho tiempo con la cancion de fondo y me ha matado. Ahora mismo tengo.la cara toda roja llena.de lágrimas del sentimiento que me da jajaja. En serio, eres buenísima, me encantaría que hicieras un libro entero con esta historia o cualquier otra. Un beso de una gran fan!

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