
Intentan hacerme creer que con sus drogas de diseño esto se puede solucionar y no son más que un placebo para mí, un placebo que se extiende como una manta por encima de mis miedos y no deja que los vea pero están ahí; revolviéndose en la oscuridad, enfureciéndose y cuando encuentren la luz saldrán con fuerza, dolorosamente y con ganas de hacerme daño.
Porque el miedo nunca muere, tan solo se tapa con emociones superiores, con un sentimiento que te inspira confianza de que todo va a ir bien y que los monstruos del ayer se quedaron en el pasado.
Por lo menos puedo narrarte que es lo que me quema en las entrañas y en los ojos, puedo describirte las últimas esperanzas que se escapan por mis lacrimales y que dejan un rastro de nunca más a su paso, por mucho que algo en mi interior quiera convencerme de que todavía cabe una posibilidad de ser feliz. Que soy la chica de hielo y solo yo soy capaz de dejar toda mi mierda de lado y sonreír.
Pero quiero luchar. Debo luchar. Y sé que puedo. Me levantaré, me caeré y me sentiré como una estúpida, una pesada que se empeña en conseguir un afán perdido, una imbécil que se embadurnará con sus gilipolleces y me preguntaré una y mil veces a mí misma ¡¿pero por qué cojones lo sigues intentando?!
Seré una guerrera sentimental, una sinceridad absoluta y solo entonces estaré luchando por lo que quiero.
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