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Hoy me volví a encontrar con el mar y esta vez no huyó de mí.
Al menos no al momento.
Nos volvimos a encontrar en el mismo lugar pero en diferente sitio.
Yo me entiendo.

Pero luego se fue, como se va una ola. Despacio, sin poder evitarlo.
Ni el café forzó un segundo baile de miradas.

Es una pena.
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