Llevábamos tanto tiempo sin reírnos juntos que hemos terminado con lágrimas y mocos ¡pero de la risa, eh! Y eso es bueno de verdad.
Dos vídeos de caca de un señor de la teletienda han bastado, nos han dejado sin aliento mientras nuestras carcajadas volaban por el salón. Y eso es bueno.
Y qué bonito es vivir con personas tan majas, y cuquis, y graciosas, y y y y mira mi huevo.
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