Yo quería que me quisieras por siempre y ahora lo único que me quedan son los recuerdos. No vivo de ellos pero sí forman una parte de mí, una muy grande, que está ahí siempre y aflora en cualquier momento.
(O bueno, cuando tengo las hormonas revolucionadas una vez al mes).
Yo necesito querer todos los días y que me quieran todos ellos, que soy un saco de mimos y esta coraza de frialdad es más frágil que un castillo de naipes. Que yo no sé vivir si no quiero a nadie, que no sé vivir sola después de haber conocido cosas así de bonitas, de intensas, de tiernas, de todo. Tengo tantos recuerdos, tantostantos y tan desordenados que a veces me gustaría que se pudieran proyectar como en una película. Oh joder, eso sí sería genial.
Y sé que hasta que no me vuelva a enamorar de dentro a fuera las cosas no van a ir un poco mejor. Porque sé muy bien como va el asunto y como no.
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