Odette, la que no tiene historia alguna


-Creo que te has equivocado de local –le dice con una sonrisa-. La cena para jóvenes princesas es en el local de enfrente.

Ella lo mira fijamente a los ojos y luego bufa pareciendo enfadada.

-Te equivocas, no quieren a chicas difíciles.

“Rebelde, interesante –piensa Patrick mientras la mira fijamente a los ojos-. Pongámosle una infancia dura, seguida de una adolescencia marcada por el deseo apabullante que le proferían los hombres, visto el cuerpo de diosa que le ha sido concedido. Infinitas serían las veces que esos bastardos interpusieran su carnal deseo a sus sentimientos –se fija ahora más detenidamente en su aspecto­-. Labios hinchados, pelo enmarañado, ojos rojos y ligeramente llorosos. Vaya, parece que no ha sido una buena noche para ella".

-No suelo equivocarme, solamente con mirarte a los ojos puedo saberlo todo de ti –le dice sonriendo mientras que la chica suelta una carcajada despectiva.

-¿Patrick, no? –vuelve a reír-. El cazador de historias bonitas.

-El mismo –dice despeinando su pelo, haciéndose notar-. ¿Y la señorita es…?

-Odette, la que no tiene historia alguna -le dice alejándose un poco-. No pierdas el tiempo conmigo.

-Lo dudo mucho –dice levantando la voz por encima del jaleo de la música y las voces-. Tus ojos lloran una triste historia, seguramente que no sea de esta noche; tu pelo me pide a gritos que desenmarañe los hilos de terror de tu vida, por no decir que tus labios me susurran que otros han mancillado cada fibra de tu ser.

Odette se queda parada, con el corazón en un puño y sin apenas acordarse de respirar, asfixiada de nuevo por el pánico. Avanza dando empujones y trompicones entre las gentes del Boulevard huyendo de él.

-¡Tú no sabes nada! –le grita cuando lo siente tras de si-. Vete a buscar a otras mujeres con historias brillantes y déjame a mí sola con mis problemas.

-Como gustes… -susurra Patrick dándose la vuelta lentamente.

Cinco, cuatro, tres, dos… -cuenta mentalmente Patrick hasta que escucha la voz de Odette a su espalda, nunca falla.

-¿Por qué te has acercado a mí? –le pregunta con voz ahogada.

-No solamente busco historias bonitas, también las creo –dice concediéndole su sonrisa más bonita.

-Lo siento, pero lo mío ya no tiene remedio –le contesta con una carcajada carente de alegría.

-Permíteme que vuelva a dudar –se atreve a acercase un paso más a ella, mirándola detenidamente a los ojos pero ella desvía la mirada-. Sé que ya no puedo borrar las huellas de otros hombres de tu cuerpo, pero puedo maquillarlas con el roce de mi piel. Puedo lanzarte admiraciones de todo tipo sin tener que recurrir a la belleza externa que sólo ven los más toscos humanos, pero sobre todo soy lo suficientemente hábil como para coser tu corazón con los hilos de la felicidad.

Odette lo mira como si estuviese loco y niega seguidas veces con la cabeza.

-¿A cuántas le has dicho esas mismas palabras? Por un momento he pensado que podrían hacer mella en mí.

-A ninguna que le hiciese tanta falta como a ti.

Odette comienza a reír de nuevo y se queda mirando para él unos instantes.

-¿Qué pasaría si de te dijera que estás totalmente equivocado, que soy una puta barata y que mi aspecto es el de después de una dura noche de trabajo? –le pregunta sin pestañear.

-No te creería.

-Deberías hacerlo.

-Lo que tú deberías es dejar de mentir, dejarte invitar a una copa de coñac y desahogar tu ira contra el que caza historias bonitas. Me han dicho que saca a las chicas tristes a bailar hasta que le duelan los pies y así poder abrazarlas, sosteniéndolas en el aire –le susurra.

-Pues a mí me han dicho que una tal Odette está muy triste, ¿crees que la sacará a bailar un rato?

-Solamente si borra esa cara de amargura, sonríe de oreja a oreja y le promete que no se irá con el primer chico guapo que vea.

La toma de la mano y con una vuelta se ponen en el centro de la sala dando pasos al son de la música.

-¿Sabes? Me extraña que no te hayas dado cuenta del detalle más importante –le dice Odette al oído-. Todos los que estamos aquí tenemos algún secreto. Todos los presentes aquí ya nos conocemos…
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3 comentarios:

  1. Si un tipo me dice que con solo mirarme lo sabe todo de mí, ya se puede ir largando por donde ha venido.


    mimo
    de
    mamut

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  2. de boulevard 211 no hay mas¿?

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  3. Es un chico mágico, Dara :D

    No, de momento no hay más de Boulevard 211, no descarto que en un futuro pueda escribir algo nuevo :)

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